sábado, 25 de agosto de 2012

Agradable

No son horas de escribir. Tampoco tengo mucho que decir.
Tampoco estoy inspirado. Este tipo de inspiración no se expresa con palabras, pero en fin.
Aquí estoy, y me apetece dejar constancia.

¿Qué puede haber más agradable que estas cálidas noches de verano, tan cálidas de temperatura como de sensaciones?
¿Qué puede haber mejor que este sedante, tan natural, tan gratuito?

Estando aquí sentado, nada mejor. Tal vez, podría decir que me falta una Única cosa.


Simplemente.

lunes, 13 de agosto de 2012

Muros rotos y piedras


Hoy... es un día raro.
Hoy ya es después. ¿Y después qué?
¿Hay algo después?

¿Otra vez he descarriado? ¿Otra vez me he vuelto a perder por un largo sendero solitario?
Otra vez vuelvo a tener esta sensación tan nostálgica, tan antigua, tan estúpida.
¿Y todo por qué? Pues por lo mismo que medio mundo.

No es tan raro sentir la soledad, pero que no sea raro no quiere decir que sea desagradable.
Considero estúpido sentirme solo, ya que nunca había tenido creo que a tanta gente que intentase alzar cada uno de mis vuelos fallidos, pero vaya. Tal vez no sea ni soledad.

Tal vez sea cada uno de esos pequeños gestos que me demostraron que alguien quería echarme de su vida haciéndose la víctima. Tal vez aquellos golpes, aquellos silencios, aquellos días sin besos por cualquier gilipollez... Tal vez aquellas discusiones, hechas con el afán de pagar cualquier problema con el primer estúpido que estuviese cerca. Tal vez por aquellos insultos disfrazados de observación, o por aquellos sentimientos reprimidos por una barrera cargada de ilógica y rencor. Tal vez por culpa de una ceguera ajena, más bien física que mental. Tal vez por aquel paso que nunca fue dado, por cada palabra que obedeció a una razón poco reflexionada, ofuscando a cualquier mínimo sentimiento, apartando a cada uno de esos impulsos que en el fondo hubiesen sido lo mejor.

Y sí, tal vez la culpa fue por aquella falta mía de madurar, desembocante de los peores errores que pude nunca tener, de los que nunca creí que cometería, de aquellos malditos errores que me dieron remordimientos, ansiedad, dolor. Dolor, al ver apartarse lentamente a todo lo que creí tener en mi vida. Dolor al ver como poco a poco, y tal vez sin que ella se cerciorase, me estaba rompiendo a patadas los tobillos, yéndose pasito a pasito, sin mirar atrás, sin escuchar cada uno de mis lamentos, sin dejarse mojar tan siquiera por una de mis lágrimas.

Si tuviésemos que pasar toda nuestra vida buscando a una persona que nunca nos hiciera daño, si tuviésemos que pasar toda nuestra vida sin aceptar el arrepentimiento de las personas que más nos querrán en nuestra vida, por miedo a que nos dañasen o simplemente por creer que no merecen nuestro perdón, moriríamos solos.

Y no me siento solo, simplemente sigo decepcionado, impotente, después de todo este tiempo, de ver como alguien a quien una vez creí que le importé más que a nada no supo nunca entender lo que le susurré con mi corazón, antes de que fuese machacado.

Hace tiempo que perdí el bolígrafo que sirve para escribir aquella historia.

jueves, 9 de agosto de 2012

Reflexiones de última hora

Ahora sí. Esto de cambiar cada día de parecer es genial.
Al menos he aprendido de todo esto a cambiar solo para bien, pero en fin, cambiar de parecer supone reflexionar sobre la nueva situación y esta situación es muy rara.

Aviso, desconocidos: Voy a tratar de ser ambiguo, solo trato de desahogarme.

¿Pero quién ha sido el más ambiguo aquí? ¿De qué ha servido ser ambiguo?
¿De que ha servido machacar corazones? ¿Nos ha servido para hacernos sentir mejor?
A mí, al menos, no. Es más, espero no haberlo hecho y eso es lo peor, que puede que lo haya hecho, inconscientemente.

Como dice la canción de Savia, el desprecio fue quizás tu manera de ayudar, y esa fue mi suerte, mi desencanto, mi salvación. El desprecio ajeno. No hay algo con lo que haya podido aprender más, con algo tan doloroso como el desprecio de la persona que más has amado en esta maldita vida.

Pero ahora, ¿qué? ¿Ya no hay nada más?
Puede que no haya nada más, puede que por mi parte un día dejase todo claro, puede que todo siga en pie, puede que se haya derrumbado.
Puede que siga esperando y sea lo suficientemente optimista para que no me importe un no por respuesta, por lo que se podría deducir que ya no importase nada, o eso quisiera aparentar.
Puede que no quiera aparentar nada.

Puede que mi vacío esté lleno de nuevo, puede que nada lo pueda llenar igual, pero no me importe, ya que dejando ese vacío he tapado miles, o puede que no. Puede que siga aquí, como dije, en un charco de cacota.

Puede que ahora mismo esté feliz.
Puede que esté escribiendo esto llorando. ¿Te lo creerías? Yo tampoco. Igualmente, ¿por qué no?
Puede que esté anímico desde aquel día, o puede que nunca haya estado igual.

La pregunta es: ¿Te importa? ¿Te debería importar? ¿Por qué no?
Y si te importa, simplemente: ¿Por qué? ¿Por qué todo?

¿Acaso esta odisea, esta jodida locura ha tenido sentido alguno? Para mí sí.

Nunca podré volver a amar a alguien que no se deje amar. A menos que se me crucen los cables y me apetezca destruirme.

Y no hay nada mejor que dejarse querer un poco.

Puede que con esto no quiera decir nada; puede que esto signifique más de lo que parece.
La pregunta es: ¿Te importa? Averígualo.

sábado, 4 de agosto de 2012

Now I'm free


Nada más que añadir, señoría.

Now I'm free from what you want.
Now I'm free from what you are.
Now I'm free from what you need.