domingo, 23 de septiembre de 2012

El regreso

Y al perderme otra vez, fui adonde los vientos me dijeron que estaría seguro: Al refugio.



— Vaya, has vuelto.

— Sí, aquí estoy de nuevo.

— ¿Qué te atormenta esta vez?

— Me atormenta... Me atormenta el no saber.

— ¿Y... qué te gustaría saber?

— El problema no es el querer saber. El problema es creer en lo que sé. El problema lo tengo cuando no me atrevo a creer en unos supuestos hechos, por el simple hecho de que nadie me demuestra su veracidad.

— ¿Entonces, el problema es que no confías en nadie más que en ti mismo?

— No. El problema es que nadie me hace confiar. Creo que existen muchos tipos de confianza. Está la confianza de colegas, con la que puedes hacer poco más que preguntar qué tal fue el día, o pedir un cigarrillo. Luego está la confianza de amigos, que te permite intercambiar opiniones sin temor al rechazo, o atreverte a ser irónico, sabiendo que en menos de un segundo pillarán tus ironías. Luego, existe un grado superior a la amistad... La amistad verdadera. Una amistad incondicional, donde los errores son perdonados, sean cuales sean, los abrazos son comunes y las risas constantes. Nuestra preocupación por esas personas a las que podríamos considerar más que amigas aumenta hasta el punto de entristecer cuando la otra persona esta triste, y enorgullecerse incluso de triunfos ajenos. Después...

[...]

— ¿Después?

Después... Está el amor. El amor no sé si tiene explicación. Yo opino que sí. El amor verdadero sí tiene explicación. El amor verdadero no es ciego. El amor verdadero no es un simple amor adolescente, del que te enamoras al instante. El amor de verdad brota, a causa del tiempo, de las situaciones que se dan entre dos personas. El amor puro aparece después de cada favor, de cada llanto convertido en sonrisa, de cada sonrisa convertida en un llanto de felicidad, de cada mechón de pelo apartado de la cara, de cada laguna mental de cinco horas que ha transcurrido a la velocidad de unos cinco minutos. La confianza del amor verdadero... Es inagotable.

— ¿Y por qué crees que nadie te aporta confianza?

— Realmente, tampoco pienso eso. Claro que mucha gente me aporta su confianza. El problema es... que a veces me gustaría darlo todo por alguien que no sé si daría tanto por mí. Y ya no sé si es culpa de los demás o mía. Ya no sé si soy yo el idiota, por no ser yo el que vea lo obvio en los ojos de la otra persona, o por no atreverme a dar un paso más. Tal vez, esta sea nuestra naturaleza. Tal vez, la otra persona, en el momento en el que nuestras miradas se cruzan, piense que ojalá se atreviese ella misma a dar un paso más. Tal vez, la otra persona se piense que ella me tiene más aprecio que yo a ella. Quién sabe. Tal vez, la culpa es de que todos seamos unos estúpidos, y no nos atrevamos a amar a quien queremos de verdad. Y dime, ¿acaso alguien es tan idiota como para no dejarse amar de una forma totalmente antisuperficial? ¿Es posible que alguien se negase a ser amado, sabiendo que la otra persona daría todo por ella?

— A lo mejor, es precisamente eso lo que tendrás que averiguar.

Y me atrevería, de no ser que vivo en la ciudad de la ilógica, en el planeta de la destrucción. Hay personas que no se atreverían a dar más por el miedo a perderle algún día. Hay personas que no se atreven a dar, por el simple hecho de que la inmadurez de una persona les dejara una honda cicatriz en su pecho. Hay personas, entre las que me siento identificado, las cuales no se atreven a darle amor justamente a las personas que les son recíprocas. Hay, también, personas que les hacen daño justamente a las personas que más les quieren. Y mientras yo sigo sorprendiéndome cada día más, de ver como toda la roña se acumula en cada columna de esta sociedad, me pierdo y me vuelvo a encontrar, y viceversa.

¿Y por qué no rompes los esquemas? ¿Acaso sería importante lo que pudiesen pensar de ti?

— Ese es el problema. Hay gente que podría decirme: Es que solo escribes ñoñeces, eres un cursi asqueroso. También podrían decirme que me quejo de todo, y puede que sea verdad. Incluso podrían decirme cosas como: Mientras tu escribes tonterías en tu blog, yo me tiro a una tía. Y me la sudan. Por supuestísimo que me la sudan. Desde el glande hasta debajo de los huevos. El problema sería cuando, por culpa de la ilógica, la sociedad te aparta. Y no hace falta que sea la sociedad; simplemente, puede ser la persona a la que amas infinitamente. El problema es cuando le confesas tu amor a alguien y te dice: Te quiero, pero no quiero que pase nada, por si algún día te pierdo. El problema viene cuando una persona comienza a odiarte por culpa de quererla tanto. El problema es absolutamente todo, y por eso mismo me quejo siempre de todo: Porque todo tiene la culpa, y yo no soy nadie para cambiarlo todo.

— Actúa sin miedo, mientras tengas en cuenta de que no eres tú el que comete los errores. Si otra persona los comete, tendrás que ser paciente y esperar a que recapacite. Y tener fe en que lo haga.



Aquí me hallo, hablando en soledad con mi conciencia, y teniendo la ligera sospecha de que, por culpa del miedo, no seguiré (otra vez) sus consejos.

[...]

O puede que lo haga. Me he armado de valor, y espero que dure.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Puño cerrado, pulgar en alto

No sé si será que hace meses que sortean un trofeo al más necio en la faz de la Tierra o si un día me enviarán un SMS diciéndome algo como: EHH, QUE ERA TODO BROMA. No sé si el mundo está al revés o soy yo el que está cabeza abajo (YEAH, MADAFAQUIN' PLAGIER).
No pretendo nada más que la verdad (e incluso podría hablar de la obviedad), pero no pretendo siquiera que me importe. No pretendo que me importe, porque no puedo pretender que me importe algo que no me importa.

Seguimos bajo la misma estupidez que me hizo desencantarme, y así y todo, no eres capaz de ver lo estúpido que es insultar a alguien, creyendo que tiene tus propios defectos. En fin. La vida en sí es una ironía.

Desconfiando para que no rompan una fidelidad que no aporta ni una caricia, se pierde el afecto. Creyendo que tus palabras tienen que sonar más fuertes que los demás, lo único que hace el mundo es ignorarlas.
Y con esto podría estar generalizando, perfectamente.

Sigo aquí, expectante, en el sarcasmo de la existencia, esperando algún fenómeno sobrenatural.

[...]

La vida, a ratos, es aburrida.


I don't know why you
Think you're always right and never wrong,
But I know why you're gone!

Pride.

Hasta luego, hasta siempre

Cálida noche final, empapado sudor de mi frente... Dentro de poco nos despediremos con un hasta otras vacaciones. ¿Me puedo quejar? No.

Paciencia, tranquilidad, sensatez, valor, autoestima... Gracias, verano. Eso y mucho más me has aportado.

Despido a la última noche, a los grillos, al intenso calor, a la pasión que me ofrece un ventilador.
Despido al verano, despido al sol.

sábado, 15 de septiembre de 2012

El camino

Como buen guerrero sabe, hay caminos que no deberían recorrerse sin estar bien preparado. Las condiciones a las que me expongo cada día hacen que a medida que pasa el tiempo, sea capaz de emprender cada uno de esos caminos cortados por la inseguridad. No pretender recorrer una experiencia para la que no me he preparado un mínimo, porque los resultados podrían ser holocáusticos. Tampoco creo que los caminos de los que me haya apartado estén perdidos para siempre, ya que, como he dicho y reitero, hay que ser paciente.
No se puede pretender hacer todas las cosas en el momento en el que se nos ocurren, y aún menos teniendo en cuenta que no estamos preparados para hacerlas. Respecto a los caminos que he elegido, he sido guiado a muchos de ellos por la inexperiencia, luego por el arrepentimiento, y más tarde, por el valor. Hay caminos que no dependen de mí solamente, dependen de más personas. De ellas dependerá su decisión de abrirme sus puertas, o dejar pasar, esta vez ellas, la oportunidad.
Pero solo que tengan en cuenta que todas las personas nos arrepentimos, y no seré yo el que vaya cerrando puertas cuando vuelvan.

La vida es un camino muy largo, y hay puertas que abrimos, pero al salir, cerramos para siempre. En cambio, hay puertas que, yo al menos, simplemente, no las abro. Las dejo apartadas. Necesitaba más puñaladas traperas para entrar por ellas, y este verano ha sido idóneo para entrar por cada uno de esos apartes. Y pronto entraré por uno de ellos, y espero que no sea en vano. No depende de mí.

Sea cual sea el resultado, libraré a mi cabeza de otro peso inútil.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Si pudiese volar...

Llego a casa. Un día más. ¿Solo un día más? No.
La demencia se apodera de mi mente, mientras mi mente solo quiere apoderarse del mundo.
Me dejo llevar por cada acorde, muevo la cabeza y la hago estallar contra el aire. Sigo moviéndome, acelero, canto, grito... Siento que voy a explotar en euforia.

Me dejo llevar. No, no es la cerveza, no. Cada día está siendo más intenso que el anterior... Lo noto, y me encanta. Y sigo dejándome llevar, o al menos lo intento.

Pero no, esa euforia no me da alas. Esa euforia la estoy derrochando sentado en esta silla.
Esta puta euforia no va a hacer que duerma acompañado, y es que hoy, lo único que quiero es dedicar un poco de cariño. Y quien dice hoy, quiere decir toda la puta vida. Decir un poco es poco, hablando de forma redundante. Esta estúpida euforia no sé por qué motivo me ha llevado a casa, cuando hay cosas mucho más interesantes fuera de esta pantalla.

Lo mejor es que ya no, no me desmotivo. Este torrente de emociones está guardado en un pozo muy, muy prolongado, dispuesto a ser liberado en el momento que lo necesite. Este flujo infinito de sentimientos positivos, que no sé ya si me hacen feliz o me provocan aún más ansiedad de la que tengo, y me destrozan por dentro, pero... Me da igual, ya que son positivos. La ansiedad solo la provoca el miedo a liberarme.

Y aquí sigo, descansando en una silla, al lado de una cama, otra vez vacía. Y hoy es una noche perfecta para morir abrazado mediante caricias letales. Una noche perfecta para dejarse matar a base de amor.
Una noche perfecta, de tantas.
Una noche perfecta, de tantas... Malgastada.

Y aquí sigo, en mi incómoda y sucia silla, esperando a delirar, solo para encontrarme con alguien a quien ofrecerle las buenas noches. En esta habitación, con más aire que carne, con más luz que oscuridad...
Con más suspiros que besos.
Con más ropa que piel.
Con las uñas más mordidas que los labios.

Pero no decaigo, no. Me lo guardo. Esta noche y todas las que llevo pasadas durmiendo con los pies helados me las guardo.

Solo dime hazlo, y desbordaré todo lo que quieras que me desborde.

Si me dejase llevar, no estaría ansioso hasta la maldita saciedad.

Quítame el miedo y lo que surja.




[Edición] Añadiré la guinda a este pastel. Esta canción habla de la misma forma que si fuese mi corazón el que lo hiciese.


*bang*

viernes, 7 de septiembre de 2012

The reason

Pasa un día más. Un día que comenzó siendo especial, y acabó especial, a su modo.
Un día que tenía ganas de empezar así, aunque nunca supe que fuese a acabar de este modo.

Hoy, me he liberado. He vomitado una bilis que llevaba atrapada en mi cuerpo mucho tiempo. Tanto tiempo que no recuerdo siquiera cuando enterré la necesidad de vomitarla. Y me he dado cuenta de que la culpa de mi imaginaria soledad y mi necesidad por la compañía estaba mucho más cerca de lo que imaginaba.

[...]

Hace un tiempo, quería hablar sobre los padres sobreprotectores.
Yo tuve una suerte, que fue vivir la mayor parte de mi vida con una única madre sobreprotectora, incapaz de controlar mi revolucionaria mente. Para que no la controlase, viví independiente de ella, de sus pensamientos, de sus todos. Y si no hay nadie en tu casa que te quiera como eres... Es difícil sentirse querido.

Y ojalá este día hubiese sido al revés. Ojalá hubiese abierto los ojos esta mañana para cerrarlos acompañado esta noche.

[...]

Nada me hubiese sentado mejor.
Nada me sentaría mejor.
Nada me sentará mejor.

Gimme some love, gimme some love... ♪

Solo pido...

Que venga alguien y me salve. Que me salve otra noche más.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Quiero. ¿No puedo?

¿Qué coño quiere Zuru?


Zuru wants his Perfect Situation.

NO, no os esperéis nada más de esta entrada de blog.
Podéis incluso cerrarla sin escuchar la canción siquiera, así os enteraréis aún menos.

*pop*

sábado, 1 de septiembre de 2012

Sumido

Recorro cada byte de mi memoria con toda la velocidad de mi impaciencia desmedida, intentando encontrar una salida, de nuevo. Llevaba caminando más de un mes por un camino pedregoso, el cual conseguí alisar al paso de mis pies, poco a poco.
Intentaba dejar plana, lentamente, cada piedra del camino, dandole forma, haciéndolo mío, aceptando que ese sería mi mejor camino, por un sentido común basado en la fe, en la falta de pruebas prácticas.
El camino pasó de ser piedra a ser arena, a dejarse llevar por cada paso, los cuales usaba para avanzar. El camino se hizo cómodo. Se amoldó a mis pies descalzos. Todo tan utópico.

De repente... Lluvia y calor, Coca-Cola y Mentos, antibióticos y alcohol. Mis tripas se remueven por un motivo más que aparente. Me rompes los esquemas e irrumpes en mis sueños. Te parecerá bonito el desastre que has causado. A mi también.

Todos mis razonamientos en un papel arrugado. La lluvia moja la arena y atrapa mis pies. Tampoco hay otra cosa que quedarse aquí atrapado. Me siento en la arena mojada y me resfrío, me debilito. No hay medicina digerible que cure este resfriado, así que simplemente reflexiono. No hace falta pulsar ningún botón para que vengas a rescatarme. Sabes exactamente donde estoy, y no me importa esperar. Me sigo hundiendo en esta arena, pero procuro, ante todo, mantener levantada una mano, por si te apetece venir a cogerla. No tengo nada más que hacer que refugiarme del viento, pero no significa que vaya a ahogarme. Reflexiono. Calor, y más calor.

La arena se seca, y no pienso refugiarme de la situación. Saco la cabeza fuera y dejo que la brisa me ilumine la mente. Miro el camino, e incluso me parece más blando de lo que fue antes. Sigo caminando.

Ni abandono, ni me dejo hundir (al menos, no del todo), ni pienso retroceder. Lo único que quiero pensar es en lo obvio, no en lo ilógico, así que todo queda claro. Tan claro que me siento completamente estúpido.

Aquí estoy, en la luz y en la oscuridad, en la claridad y en la niebla.
Cuando haya alegría, estaré.
Cuando haya dolor, ay. Será mejor saber solo el efecto, y no la causa. Por el bien de la causa.

Y me siento acompañado sin estar acompañado, y me siento solo sin estar solo, y me siento estúpido sin... Y me siento estúpido.

Si me guio por lo obvio, puedo ser feliz, aunque no sé hasta qué punto puedo asimilar lo obvio, aquí...

Sumido en un caos de dulce amargura.