sábado, 15 de septiembre de 2012

El camino

Como buen guerrero sabe, hay caminos que no deberían recorrerse sin estar bien preparado. Las condiciones a las que me expongo cada día hacen que a medida que pasa el tiempo, sea capaz de emprender cada uno de esos caminos cortados por la inseguridad. No pretender recorrer una experiencia para la que no me he preparado un mínimo, porque los resultados podrían ser holocáusticos. Tampoco creo que los caminos de los que me haya apartado estén perdidos para siempre, ya que, como he dicho y reitero, hay que ser paciente.
No se puede pretender hacer todas las cosas en el momento en el que se nos ocurren, y aún menos teniendo en cuenta que no estamos preparados para hacerlas. Respecto a los caminos que he elegido, he sido guiado a muchos de ellos por la inexperiencia, luego por el arrepentimiento, y más tarde, por el valor. Hay caminos que no dependen de mí solamente, dependen de más personas. De ellas dependerá su decisión de abrirme sus puertas, o dejar pasar, esta vez ellas, la oportunidad.
Pero solo que tengan en cuenta que todas las personas nos arrepentimos, y no seré yo el que vaya cerrando puertas cuando vuelvan.

La vida es un camino muy largo, y hay puertas que abrimos, pero al salir, cerramos para siempre. En cambio, hay puertas que, yo al menos, simplemente, no las abro. Las dejo apartadas. Necesitaba más puñaladas traperas para entrar por ellas, y este verano ha sido idóneo para entrar por cada uno de esos apartes. Y pronto entraré por uno de ellos, y espero que no sea en vano. No depende de mí.

Sea cual sea el resultado, libraré a mi cabeza de otro peso inútil.

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