sábado, 1 de septiembre de 2012

Sumido

Recorro cada byte de mi memoria con toda la velocidad de mi impaciencia desmedida, intentando encontrar una salida, de nuevo. Llevaba caminando más de un mes por un camino pedregoso, el cual conseguí alisar al paso de mis pies, poco a poco.
Intentaba dejar plana, lentamente, cada piedra del camino, dandole forma, haciéndolo mío, aceptando que ese sería mi mejor camino, por un sentido común basado en la fe, en la falta de pruebas prácticas.
El camino pasó de ser piedra a ser arena, a dejarse llevar por cada paso, los cuales usaba para avanzar. El camino se hizo cómodo. Se amoldó a mis pies descalzos. Todo tan utópico.

De repente... Lluvia y calor, Coca-Cola y Mentos, antibióticos y alcohol. Mis tripas se remueven por un motivo más que aparente. Me rompes los esquemas e irrumpes en mis sueños. Te parecerá bonito el desastre que has causado. A mi también.

Todos mis razonamientos en un papel arrugado. La lluvia moja la arena y atrapa mis pies. Tampoco hay otra cosa que quedarse aquí atrapado. Me siento en la arena mojada y me resfrío, me debilito. No hay medicina digerible que cure este resfriado, así que simplemente reflexiono. No hace falta pulsar ningún botón para que vengas a rescatarme. Sabes exactamente donde estoy, y no me importa esperar. Me sigo hundiendo en esta arena, pero procuro, ante todo, mantener levantada una mano, por si te apetece venir a cogerla. No tengo nada más que hacer que refugiarme del viento, pero no significa que vaya a ahogarme. Reflexiono. Calor, y más calor.

La arena se seca, y no pienso refugiarme de la situación. Saco la cabeza fuera y dejo que la brisa me ilumine la mente. Miro el camino, e incluso me parece más blando de lo que fue antes. Sigo caminando.

Ni abandono, ni me dejo hundir (al menos, no del todo), ni pienso retroceder. Lo único que quiero pensar es en lo obvio, no en lo ilógico, así que todo queda claro. Tan claro que me siento completamente estúpido.

Aquí estoy, en la luz y en la oscuridad, en la claridad y en la niebla.
Cuando haya alegría, estaré.
Cuando haya dolor, ay. Será mejor saber solo el efecto, y no la causa. Por el bien de la causa.

Y me siento acompañado sin estar acompañado, y me siento solo sin estar solo, y me siento estúpido sin... Y me siento estúpido.

Si me guio por lo obvio, puedo ser feliz, aunque no sé hasta qué punto puedo asimilar lo obvio, aquí...

Sumido en un caos de dulce amargura.

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