Recorro un camino que nunca tuvo sentido estar apartado del tuyo, un camino que hace mucho que tuvo que estar junto al tuyo. Un camino que estuvo junto al tuyo y se apartó, por no saber.
Crecemos, nos vamos haciendo mayores. Le quitamos importancia a aquello que tanta importancia nos enseñaron que tuvo que tener, y se la damos a lo que mejor sabemos darnos. Nada más importa.
Tu regalo es un cuarto menguante, el cual no hay forma de apartar de los ojos del que se atreve a dirigirme la mirada.
Oh, Luna, oh.
Prefiero dejar esto en ambiguedad, que en obviedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario